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Va otra maroma de Alfaro
Ahora resulta que a Alfaro no le gustan los partidos, -va maroma-, a pesar de que abuso de ellos para alcanzar sus puestos. Así lo hizo con el PRI, donde aún milita su numerosa familia, que renunció –va maroma- cuando vio lento su futuro. Luego dio la maroma, según él hacia la izquierda, con PRD para llegar a Tlajomulco.
Se hizo amigo del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, fue su incondicional por muchos años, el peje le apoyó siempre, lo impulsó, lo hacía de sus fieles seguidores. Llegó otra maroma pero con mayor grado de dificultad, para caer parado en Movimiento Ciudadano (MC) y expropiarlo en Jalisco para su grupo político.
López Obrador nunca le falló, fue su incondicional por eso lo apoyó abiertamente cuando quiso ser gobernador en el 2012, incluso le facilitó presupuesto, militantes, especialistas en elecciones, acarreados y Alfaro y su arrogancia perdieron ante Aristóteles. Y en su malestar terminó con la amistad del ahora inquilino de Palacio Nacional, a pesar de todo el apoyo que le ofreció, lo cual mostró una cara de malagradecido y quizá de traicionero, sin esperar el fenómeno del 2018 de Morena y AMLO.
Ahora se rasga las vestiduras, anuncia que a sus 50 años se retira de la política, pero está preparando una maroma más, sin red de protección, con el fin de seguir manejando a su favor Jalisco y su abultado presupuesto y transas.
Sin soltar al control naranja en Jalisco y presionando para ser un único elector para el candidato a la gubernatura, incluso formando alianzas con quien se sume, para no dejar pasar al candidato de Morena, que de ganar, seguro sacaría los trapitos de la administración de Alfaro que le permitió enriquecerse y hacer un mal gobierno.
Y presiona dentro de los naranjas con sus alfiles, esos bebés de chupete en la política nacional, para no soltar el manejo de Jalisco, aunque sigue siendo golpeado por la delincuencia. (LA)
